viernes, 17 de octubre de 2014

NUESTROS AMIGOS


Raúl Melgarejo
Lima, Setiembre, 2014

A: Pedro Rodríguez C.
Mi  ex condiscípulo de la Escuela Fiscal “Puquio Calle”  un hombre cabal,
un hombre  comprometido con las causas nobles del pueblo.

NUESTROS AMIGOS II

            En esta distancia que nos agobia, soportando el inapelable embate de los años y sus duras implicancias, regresan tímidos a nuestra mente, borrosos recuerdos que el tiempo había tratado quitarnos, recuerdos de la primera etapa de nuestra infancia. En esos venturosos tiempos sin que nosotros lo sospecháramos la muerte nos seguía a todas partes,  pero la sabiduría natural de  Don Horacio y después de Doña Ishiquita, en muchos casos nos libraban de sus asechanzas, ya con emplastos, infusiones de hierbas curativas, etc. Pero en ciertos casos fue tan cruel e implacable el mandato de la parca, que nuestro médico tradicional no pudo rescatarlo de sus garras a su engreído César, quien raudo sucumbió a las fiebres de la neumonía. Otro doloroso caso fue de Emerenciano, cuando “gala chaqui” corríamos tras una pelota en la plaza; ante nuestro estupor comenzó a convulsionar regurgitando sangre viva, de esta forma se fue el mejor futbolista de ·”tuncush” quien no pudo cobrarle a la muerte. Saliendo de este farragoso tema, nuestra ansia es entregarles recuerdos, que a continuación me permito narrarles.

ESCUELA FISCAL.- El primer día de clases en nuestra Escuelita Fiscal de “Puquio Calle” llegamos al destartalado recinto, luciendo nuestra dominguera vestimenta, con la nota discordante de un “párvulo” que llegó enfundado en un impecable guardapolvo blanco, que blanco de nuestras chanzas, de Godo, Wilbur, Vicente, Pedro, César, Teodorico y el díscolo Justiniano entre otros. Acto seguido recibimos una pizarrita personal con su respectivo aditamento para hacer los primeros trazos de nuestro aprendizaje. En el segundo día de clases, la abusiva presencia de “Wiscu” Jushti                  –con el puño ya loqueado en labores agrícolas- sin móvil de por medio, nos hacía llegar golpes en los intercostales que nos quitaban el resuello, este “bullying” hizo nuestra resistencia de volver a clases, pero fue tan fuerte la contundencia de un correazo de papá, que hizo amainar nuestra rebeldía.

EVANGELISTAS.- El compadre Manuel Rincón, era un lugareño de mediana estatura, siempre encasquetado en un sombrero de paño negro, tenía una acogedora casa en el extramuro del pueblo, era una persona hospitalaria, siempre presto en salir en ayuda del prójimo y como es de suponer era fiel devoto de nuestra “Mama Ashu”, por tanto cercano colaborador del cura. Pero en una ocasión alborotó el sosiego de la beatas, cuando este feligrés alojó en su casa a un grupo de evangelistas y luego en el colmo de la desfachatez los presentó en el quiosco, para que estos seguidores de Jehová, con sus cánticos y proclamas buscaran captar adeptos a su fe, no se duda que este compadrito ganaba indulgencias por angas y mangas.

EL CADETE.- Como suele ocurrir en todo pueblo pequeño, nuestra vida giraba entrelazada con la familia, paisanos y vecinos; en una ocasión el Pasaje Olaya se conmocionó con el arribo de Diómedes –Cadete de la Benemérita Guardia Civil- de tal forma que nuestro pasaje se atiborró de curiosos; Doña María y sus medio hermanos del visitante, no se cansaban de celebrar este acontecimiento; por cierto, se trataba de un joven bien plantado, que en su uniforme relucía su capa de paño color azul en el anverso y rojo en el reverso. En Misa del domingo, todos los feligreses fijaron sus miradas en este ilustre paisano –que pronto sería jefe de los “Huairuros”  -causando la incomodidad del cura Rodríguez, quien remató su sermón tratando el tema de la vanidad.

EL PRESTIDIGITADOR.- No sabemos en qué momento y cómo llegó con los arrieros; el ventrílocuo y prestidigitador Escalante, una persona de rasgos físicos poco comunes entre nosotros; llegó acompañado de Charmot, para que quede claro, éste no era un ser viviente, sino un muñeco cachetón, que nos hacía llegar la alegría con sus hilarantes chascarros salpicados de chismes. Otro acápite merecen los números de prestidigitación de Escalante, que con su consabido “Ajalay Majalay” hacía aparecer y desaparecer objetos. Pero el tiempo siguió su curso, en cada viaje la sonrosada tez de Charmot se fue desaliñando en cada viaje a nuestras alturas andinas.

El Prestidigitador y Ventrílocuo


           Fuente: acuarela de Lorena Bonillo


… llegó acompañado de “Charmot” que no era un ser viviente sino un muñeco cachetón…

VICOSINOS.-  En las vísperas de la fiesta grande de “Mama Ashu” trasmontando las tortuosas cumbres del Portachuelo, aparecían los vicosinos en nuestra plaza, cholas frescas y redondas “con sus polleras soltando carcajadas de colores” y recios cholos de poncho listado, esos “urpos” sin fondo de postín; eran los vicosinos que llegaban a rendirle pleitesía a nuestra tierna patrona, llegaban con su “sargento” estrafalario danzante, ataviado de una gastada levita negra tachonada de “oropeles” que danzaba entonado con las notas de una flauta, flauta que al morir la segunda tarde taurina, desmenuzaba desgarradoras notas de despedida, que ensombrecía el ánimo de la gente y así se iban los vicosinos, ahítos de chicha y comilona anunciando su retorno a nuestra “Marca Fiesta”; pero llegó el día que no regresaron más; dicen que porque una misión de Antropólogos de la Universidad de Cornell de EE. UU llegados a esa comunidad indígena, hizo que se corten esos lazos de amistad que nos ligaban desde tiempos inmemoriales.
Llegada de los Vicosinos
en las Vísperas de “Mama Ashu”




            Bueno, como epílogo de estas narraciones, les decimos que muchos caminos llanos y otros llenos de abrojos habíamos recorrido y en este andar hace algún tiempo, recalábamos en Ancón para la festividad de “Mama Ashu”. Como algunas imágenes dejan huella en uno, a pesar de los largos años transcurridos y usar gafas oscuras para proteger su ojo malogrado, reconocimos a “Wiscu” Jushti y como una forma de refrescar la memoria, le mencionamos de sus bravuconerías en la Escuelita Fiscal y éste muy suelto de huesos –ante la estupefacción de los presentes- nos lanzó la lapidaria sentencia: “Oye she, hoy también te puedo sacar la chochoca”.
            ¡Pobre paisano! para él el tiempo se había congelado, porque seguía siendo el mismo camorrista de “Ranra calle”.


lunes, 4 de agosto de 2014

RECUERDO DE ALGO QUE NO CONOZCO


Por Manuel Cunza Garcia
Gracias al empeño de Misael Noriega( Mishanco) , un gran señor, además un gran amigo, quien hizo que conociera a Rodolfo López, con quien viaje a conocer esa tierra andina, el de mis primeros pasos descalzos , han pasado tantos larguísimos años, durante los cuales, mi tierra –CHACAS- a sufrido un cambio difícil de creer. Por ello, ir a CHACAS, es ir a conocer de nuevo un pueblo ya con pantalones largos, ya poco generoso, dueño de su propio destino. Son las 6.30 de la mañana del día 19 de mayo, Rodolfo, pone las llaves de contacto y pisa el acelerador y arranca a conocer mi pueblo del que tenia el recuerdo. Iniciamos una amena charla que nos llevó, hasta cerca Paramonga, donde un obligado desayuno que es el deseado caldo de gallina, para luego, raudo partir hacia nuestro destino; nos dan las tres de la tarde en Carhuaz, degustando el apetecible helados de lúcuma, lo que nos sirve de refuerzo, al iniciar la cuesta de Shilla, que es motivo de otra forma de conversación, que trata de explicar el por que de esa interrupción para nuestra carretera.
            Un choclito y un pedazo de queso, al ingresar a la quebrada ULTA que es un lugar bien cuidado, incluso para las necesidades fisiológicas. Lo que sigue, es el serpentear de una vía asfaltada, trepando incontenible a la cima de lo que llamamos: Punta Olímpica. Rodolfo, mi compañero de aventura , ataviado tan solo con una camisa de manga corta, a un poco mas de 4,890 Msnm, entonces creí que en Chacas, hasta los hombres  han cambiado hasta la fuerza y calor corporal , para desafiar a la naturaleza. Esto me hizo sentir de nuevo pequeño, porque sin conocerlo es sencillamente increíble. Disimule mi rostro compungido, y algunas gruesas gotas rodaban por mi mejillas; no por algo triste, sino por lo grande que son los chacasinos, para cambiar el rostro de un pueblo, que ayer no mas era envidiable.
            Rodolfo, mi compañero, martillaba mi mente y mi silencio, preguntándome: quien podía imaginarse todo esto, en tiempos actuales; la pregunta sin respuesta se repetía a cada instante, que significaba como subir y bajar los andes vecinos. Recordé a muchos hombres y mujeres que intentaron esa tarea, con solo la idea de una trocha que haría fatigable, pero posible llegar a CHACAS con el traquetear de un vehículo cualquiera. Con sol en la cumbre, en ambos LADOS DEL TUNEL, captando unas fotos para el recuerdo hacen nuevamente mojarse mis mejillas, ya no por conocer el túnel, sino por si se repetirá otro día de felicidad, quizá el lejano mundo del más allá lo impida. Pero ya habíamos llegado a CHACAS, siendo las seis y 35 de la tarde, cuando el sol era aun dueño de la inmensa plaza y los rojizos tejados de las pueblerinas casonas.
            Ese día tan esperado, con los pies sobre una calle empedrada; ahora si, con zapatos. Rodolfo me deja en la puerta de un lujoso Hostal ASUNCION de propiedad de mi compañero de promoción de la querida escuela primaria 346. Es Zelinda, esposa de chamico (así lo llamábamos a Zamuel Zaragoza Portella) y mi vecina en tiempos ya idos, como dice el profesor Manuel Roca, en la calle que burlonamente lo llamaban WAYWASH CUESTA. Primero un duchazo , como nunca lo había hecho en CHACAS, me hace sentir tan grande , a la vez tan pequeño, recordando el poso de aguas turbias en el que nos bañábamos, cuyo dueño Sadoc Amez, a veces nos cobraba algunos centavos , por eso, en ese lugar cuyo nombre ya no recuerdo; luego de un baño reparador , soy presa de una pesadas frazadas, sin percatarme que mi habitación contaba con un aparato de televisión , lo que me dice: que en CHACAS ahora no existe nada que podamos envidiar a las mejores ciudades, por eso me dije a mi mismo, que no conocía CHACAS que casi AYERNOMAS, hace 30 años deje , sin imaginarme , lo grande , lo bello y generoso que es, con su progreso que un sacerdote foráneo lo entrego.
            Como es mi costumbre, dejo las sabanas y fracasadas a las cinco de la mañana, sin antes mover las cortinas de la ventana, queriendo ver a algún orgulloso chacasino, cruzar la extensa plaza, caminando a la chacra, o tal vez a un centro laboral, pero lo que vi fueron carros, en las empedradas  calles circundantes a la PLAZA y uno que otro parroquiano. El alba se acerca, las campanas de la iglesia, lanzan al viento su tañir, llamando al rezo del alba, con la plegaria a Mama Ashu , por el día llevadero para los Chacasinos. 8 de la mañana, Zelinda impone una ordenanza que debo cumplir; en su comedor privado, donde espera una taza de un verdadero café con leche; unas gordas roscas; apetecibles panes; una porción del riquísimo queso de fabricación cacera, que solo chamico y su familia lo disfrutan. Como cuando antaño  despachaba en la tienda de su Sr. Padre don Daniel Zaragoza, chamico es siempre generoso y como tal, ordena que se me repita, algo de lo que casi ha desaparecido del suculento desayuno, lo que también había olvidado, lo acogedor que son las familias chacasinas.
            Para seguir el hilo de nuestra conversación pos desayuno, le cuento a chamico, yerno de doña Chawita, mi vecina en Waywash cuesta, que en nuestro CHACAS soy un desconocido ,ya no hay nadie a quien conozca, ni quien me conozca , analizamos ,a nuestro particular modo, la composición poblacional del área urbana y “ descubrimos” que todos los del pueblo son nuevos, los niños que fueron, son hoy propietarios de los bienes que quedan en el perímetro de la plaza, eso si, que ya no esta ese viejo ciprés, techo de muchos aventureros que , cada 15 de agosto, no solo hacían su tienda, sino también su lecho de cuitas de fiesta grande. Terminada la tarea nutricional, salir a cruzar la extensa plaza, rumbo a la refaccionada iglesia, para presentar el saludo de rigor, a la patrono de todos- Nuestra Mama Ashu.
            Terminado la tarea religiosa, Salí de la iglesia en  busca de Rodolfo mi generoso compañero, a quien le pedí la molestia de ser un pasajero del retorno hacia Lima, donde estaba anclado, junto a mis hermanos de mucho más edad que yo. Teniendo la aceptación de Rodolfo, busque hacer algo ese día y se me ilumino mi ya antigua mente, enrumbe hacia el gran Colegio Amauta Atusparia , en busca de alguien de mente clara, para seguir la charla que inicie con chamico. Opte por el pretexto de hurgar algo en la biblioteca atusparina, atendido por un gentil maestro, creo que debo decir profesor verdad? Soy o sigo siendo ignorante en la materia; creo que habrá alguna diferencia entre ambos vocablos. Pregunte por el Sr. Director, tratando de hablar con propiedad, en la casa del saber; me respondieron que el Sr. Director se encontraba fuera del colegio, realizando gestiones para llevar cabo los juegos deportivos de la provincia .
            El resto del día me sirvió para hacer algunas gestiones en las oficinas del municipio provincial, cumpliendo órdenes de las delicadas empleadas; una y otra vez y en uno y otro sitio, para lo mismo y al Sr. Alcalde no se le encuentra por ninguna parte. Como ya es hora del puntual ritual del comedor. Esta vez, es chamico quien “ordena” Para ocupar el amplio comedor familiar, donde esperaban manjares que nadie, ni siguiera un diabético como yo, puede negarse. Nuevamente, la ineludible conversación sobre nuestro 346 , del que somos al parecer , los únicos sobrevivientes; hablamos de nuestras costumbres alimenticias , de nuestras costumbres estudiantiles; y demás cosas que nuevamente me recuerdan que chacas no es el que conocí en 1935, como alguien lo dijo, que después de nacer en San Luis, tierra de santa madre, llegue a Chacas, o cuando en 1950 deje  mi CHACAS , para emigrar hacia allá , a donde todos salíamos – Huaraz y Lima , en mi caso, al Colegio Nacional La Libertad de Huaraz , donde solo estudie dos años , de los mas duros, aunque no fui mal alumno en el glorioso 346 de CHACAS.
            Hasta aquí, mi vivencia de dos días maravillosos, conociendo mi tierra, del que tuve el recuerdo, pero no lo conocía. Esto tampoco es una respuesta a un generoso e inmerecido homenaje que un Sr. Director del Colegio me regala, realmente una pieza literaria de gran imaginación, sugiriendo como actores a quienes forman parte de la familia Waywash Cunza. El profesor Manuel Roca es pues dueño de una creación literaria costumbrista, que solo lo hace alguien que no oculta su amor por su suelo, que algunos hemos dejado porque luchamos en el tiempo, por la supervivencia familiar (primer gobierno de A. García). Dice Manuel Roca:” Hace poco , una tarde soleada en la plaza de CHACAS, tuve la ocasión de encontrarme con un viejo amigo que no lo conocía, sin embargo, tuve la certeza que nos unía , una vieja amistad, cultivando a través de la distancia y el tiempo, y sobre todo por el afán de querer a CHACAS, se trata de don M.C.G., un apasionado enamorado de CHACAS…..de sus ojos aguaitaban unas lagrimas reprimidas, cada vez que hablaba de CHACAS, de su historia y sus protagonistas. Cada vez que llevaba el vaso de cerveza a mi boca, ideaba y estimulaba mis ganas de recoger nuevamente el lápiz, para darle forma a esta historia que escuche ya algunos años. De modo tal que esta nota es un homenaje a mi querido amigo M.C.G... La historia creo yo es: COMO ESPANTAR UNA COMADREJA.
            Al margen de la generosa intención, repito que la nota es una creación literaria costumbrista e imaginativa de un profesor y como  tal debe recibirse, junto a las gracias a que estoy obligado. Todo esto, me recuerda a un Director de tiempos idos del 346, cuyo pico de oro, pintaba poéticamente a CHACAS, su campo (Camchas); sus bellas mujeres, así como sus bulliciosas fiestas pueblerinas: (Tincu Pampa, San Martin; Carnavales) ese Director, don GUSTAVO CONROY CHENDA, Galopaba siempre sobre sus floridos versos, y su blanco corcel, envidiado por quienes solía imitarlo, y jamás pudieron.
            En aquella seca conversación, tercia Rodolfo López, abundando en elogios a Manuel y a este su compañero de viaje; En la mente de los tres hablantes, flotaba algo que amenizaría la tertulia, y no se por que, ninguno dejaba salir de sub-consiente, algo esperado; hasta que por fin, alguien tomo valor y dijo: ¿podemos tomar una cerveza? Palabra que despertó nuestra conciencia etílica lo que sirve también para hacer interminable cualquier tema; Son las 5 de la tarde y estamos justo casi en la puerta de la tienda que fuera de don Prospero Roca, abuelo del Director del colegio. Con los efectos del licor, la conversación ya no es solo anecdótico, se torna serio y comprometedor, quizá por el licor el “debate” parece que quisiera cambiar el mundo; era una discusión sana y alturada, sobre las posiciones casi antagónicas, privilegiado por la escucha paciente del otro, no hubo tiempo ni turno para hablar todo es tan fluido y respetuoso, como que deba ser la postura de un Director.
            Nos venció la noche y la Sra. Que expende el néctar de cebada se niega a seguir atendiendo. En esta larga y animada conversación de casi ocho horas, entendí de nuevo y con más claridad, lo gratísimo que es servir a CHACAS, aunque el impopular revanchismo asoma ya su mirada en forma de corrupción, en el gobierno de un pueblo generoso, que en algún momento dirá con contundencia: Basta Ya. El Sr. Director, acucioso observador, me descubrió algo que creía tener oculto, mi sensibilidad de viejo que se manifiesta con eso que llamamos lagrimas que mojan nuestras mejillas, cuando ya no es imposible la fuerza viva, al pueblo de mis primeros pasos descalzos, pienso no tener meritos para recibir homenajes, por solo ser mas  viejo; porque para mi la vejes no es merito. Acepto pues, con humildad y gratitud, a nombre de mi pequeña familia, el recuerdo del mote de WAYWASH CUNZA.

            Finalmente, llega el 22 de mayo, cuando Rodolfo “indolente”, estaciona su carro a las 4 de la tarde, es cuando el destino cruel, me empuja fuera del pueblo de mis primeras andanzas sin zapatos, para rectoral al lugar donde mi familia ha adoptado como Patria para separarme de chamco y Zelinda, es necesario un esfuerzo, casi sobrehumano, luego sentarme en lo que corresponde al copiloto en la camioneta de Rodolfo, para dejar nuevamente, ese nuevo CHACAS con toda su generosidad y algunos de su gente conocí, con la alegría de quien conoce a un hermano, o recién conoce un padre. Rodolfo arranca su 4x4 (palabra moderna), siendo las cuatro con quince minutos, sin darme tiempo de pensar , si algún día de los pocos que me quedan, será de nuevo la ocasión de conocer un nuevo CHACAS y sus cuatro barrios. La narración de mi feliz estadía en CHACAS, sea mi homenaje a los profesores del Amauta Atusparia en su 50 aniversario, En la persona de su director don Manuel Roca Falcón. Un nuevo apretón de manos, termina este feliz y triste momento de la despedida. Deseo sobre manera, cuando ya hayan transcurrido los años, alguien saque a luz lo hablado, que es extenso y más importante, como comprometedor.

miércoles, 18 de junio de 2014

WUAYWASHKUNA



Hace poco, una tarde soleada en la Plaza de Chacas, tuve ocasión de encontrarme con un viejo amigo a quien no conocía; sin embargo, tenía la certeza que  nos unía una viaja amistad cultivada a través de la distancia y el tiempo, y sobre todo el afán de querer a Chacas. Se trata de don Manuel Cunza García, un apasionado enamorado de Chacas. Él visitaba  Chacas después de una prolongada ausencia, y de sus ojos aguaitaban unas lágrimas reprimidas cada vez que hablaba de Chacas, de su historia y sus protagonistas. Y cada vez, que yo llegaba el vaso de cerveza a mi boca ideaba y estimulaba mis ganas de recoger nuevamente el lápiz para darle forma  a esta historia que escuché ya algunos años. De modo tal que esta nota es un homenaje a mi querido amigo don Manuel Cunza García, un preclaro chacasino que ha decido retirarse a sus cuarteles de invierno allá en las frías tierras de Patterson.

Cuando las campanas empezaron a balancearse mientras tañían en las altas torres de la iglesia el conductor del bus Perú Andino  se afanaba  en estacionar el vehículo al costado del viejo ciprés, el más alto, que frondoso verdeaba a la vera de la plaza de Armas. La puerta del inmenso monstruo rodante se abrió con una parsimonia insólita para los curiosos que se reunieron formando un semicírculo al costado de él y de sus entrañas empezó a despedir a los somnolientos y desgreñados pasajeros que bajaban lerdos buscando al pariente que previamente había sido notificado vía telegrama para recogerlo y ayudar con la pesada carga de ropa y otros trastos.
Eran los días previos a la fiesta de agosto, fiesta grande en Chacas, en la que los chacasinos de toda laya y de todos los confines del mundo retornaban a la fría y por momentos desolada tierra que los viera nacer. Era una oportunidad para reencontrarse con el hermano, con el primo o el hijo que distante vivía por extravíos  del destino, que en el  fragor de la vida nos depara Dios. Llegaban los paisanos con el rostro empalidecido porque el  ausente sol en el cielo no había regalado sus rayos a la piel de aquellos en la lejana Lima de sueños y esperanzas. Llegaban algunos un dejo y léxico  transfigurado e ininteligible, producto de sus  andanzas en tierras extrañas, para nuestra pobre imaginación de pueblerinos. Como la de aquella joven que bajando del ómnibus  con la maleta sobre los hombros frente a un tropezón exclamó: “ Ay, casi me torso la pie”.
                Esa tarde el joven albañil  Rolando subía por medio de la plaza con destino a  la “Carretera” con un badilejo y una vieja lata entre las manos para probablemente emperifollar  con yeso alguna antigua casa frente a la inminencia de alguna visita familiar. Curioso como siempre no puede evitar la tentación de escrutar  con una mirada furtiva a quienes bajaban del bus. Justo en ese instante que atisbó por entre la cabeza reunida de la gente pudo ver que  bajaban por la estrecha puerta del bus dos personas que rayaban entre la juventud y la adultez. Inmediatamente el ladino albañil reconoció ataviados con elegantes ternos, a los hermanos Cunza, más conocidos como los Wuaywash que antiguamente vivían justo por la ruta por donde él iba. Se retiró estratégicamente antes de ser visto por los hermanos y continuó con su camino hacia la “Carretera”.
                Justo cuando don Rolando, el joven albañil, pasaba por la altura de la casa de los hermanos Waywash que acaban de arribar;  vio a la vecina de ellos, doña Chawita, que barría ágil la calle para posteriormente tender el trigo para el pan en una vieja jerga (manta de bayeta). Habían los astros preparado la circunstancia precisa y oportuna para prepararle la más cordial bienvenida a los hermanos Cunza.
                “Buenas tardes doña Chawi, tantantzickpacu  triguta majacaramunki”; expresó don Rolando a modo de saludo dirigiéndose a la vieja señora. Aucha ari, imatara sino micumushwan fiesta kinraycho”. “Cushicomi doña Chawi.  Au doña Chawi naga pasar ishcay pogusha washwuashcunata wajikiman yancojta rikaro, jacayquicunatata goskatziamunman”. “Huajau tzaita nicallamaytzu, canan oram latanhuan asiaj wuayshacunataga mantzacatzimusha”. E inmediatamente ingresó a su casa hurgó entre los trastos viejos, encontrando una oxidada lata de envase de manteca salió a la calle con la finalidad de espantar a las comadrejas que según el albañil habían ingresado a su casa. Empezó a golpearlas con un mazo generando un alboroto por toda la vecindad. Mientras por la bocacalle que daba al barrio la “carretera” los hermanos Cunza ingresaba con sus pesadas maletas al compás de los golpes de la lata que doña Chawi, su vecina, golpeaba a modo de sorpresiva y entusiasta bienvenida preparada por el ladino albañil.   
En Chacas y en otras zonas de la sierra había la costumbre espantar a la comadreja, (wuaywash), mamífero carnívor,  una plaga para los cuyes, golpeando latas y otros objetos que generaban mucho ruido.
*“Buenas tardes Doña Chawi, tantantzickpacu  triguta majacaramunki” – Buenas Tardes señora Chawita, está haciendo secar

trigo para nuestro pan?
**“Aucha ari, imatara sino micumushwan fiesta kinraycho”.- Siu pues, si no que comeriamos en tiempos de la fiesta.
***“Cushicomi doña Chawi, au doña Chawi naga pasar ishcay pofgusha washwashcunata wajikiman yancujta ricaron jacayquicunata goskatziamunman”.  - Me alegro señora, aproposito hace poco he visto entrar a su casa a dos comadrejas grades no se vayan a comer sus cuyes.
****“Huajau tzaita nicallamaytzu, canan oram latanwan wuayshacunataga mantzacatzimusha”. - Uy, eso ni me dig,  ahora mismo las espanto a esas malditas comadrejas.

sábado, 4 de enero de 2014

PENSANDO EN LAS BODAS DE ORO DEL COLEGIO "AMAUTA ATUSPARIA".


En agosto del año 2012 durante el almuerzo de confraternidad del aniversario del colegio conversando con Antonino Zaragoza  sobre el parque recreativo infantil que había instalado Lorgio Arellán en la periferia de la cooperativa artesanal don Bosco y la experiencia de construcción de la esquinas  de Camchas y Alameda de la Plaza de Armas de Chacas que fueron  financiados por Don Cornelio Aguirre Arteaga y Julio Noriega respectivamente y ejecutadas por una comisión de pobladores surgió la siguiente idea: ¿Por qué no puede el colegio “Amauta Atusparia” en el marco de las celebraciones de sus Bodas de Oro obsequiar a través de su exalumnos algunas obras que estén orientadas a recuperar algunos lugares de atractivo turístico de nuestro pueblo.
Los lugares que hemos visto que podrían recuperarse son “Hurahuanca”, “San Juan Cruz”, “Jirca”, “Pisrushtu” y “Ramos Jirca”. Existen ya unas ideas planteadas por el arquitecto italiano Angelo que serán replanteadas por el arquitecto Mirko que ha trabajado el proyecto de la iglesia de Yanama y por otra arquitecta  de mucho prestigios que esta por Chacas (ambos italianos).
La idea fundamentalmente está orientada a recuperar uno de los formas de trabajo que se implementó en el colegio en sus épocas aurorales: la participación y cooperación comunal en el desarrollo de nuestro pueblo. Las ideas complementarias son la recuperación atractivos tradicionales que fortalecen nuestra identidad chacasina y finalmente  demostrar que con buen gusto, con  poco dinero y la participación ciudadana se puede hacer obra cívica para el desarrollo del turismo.
Existentes ya algunos compromisos de contribución para el financiamiento de estos pequeños proyectos, como el de Antonino Zaragoza  y esperamos que cuando tengamos los proyectos terminados, que calculamos estarán listos a inicios de marzo, podamos exponerlos en distintos foros para que puedan alcanzar sugerencias, críticas y lo más importante: encontrar la posibilidad de contribuir en su financiamiento.  Un regalo del Colegio “Amauta Atusparia” al pueblo de Chacas.