Botines y promesas en política
Entre
bucaneros
El
botín entre bucaneros era el reparto de lo desvalijado a los barcos que
comerciaban entre América y Europa. El termino proviene del escandinavo byti (intercambio, trueque, compartir,
distribuir). Y vaya que el término aún tiene vigencia, por lo menos en nuestra
política local. Esta nota da cuenta de ello.
Por Manuel Roca Falcón*
Asistimos, en nuestra zona, a circunstancias
sumamente críticas del ejercicio de la política, que gráfica de manera palmaria
la falta de ética y de capacidad de nuestros funcionarios ediles, que se
traduce en la inoperancia y esquilme del erario público. Por ello no es casual
que tengamos en cada jornada electoral una cuadrilla de aventureros que, cual
bucaneros de otros tiempos, van tentado suerte en el Mare Mágnum de nuestra política. Ellos trafican con la esperanza
del pueblo, con la aspiración de una vida mejor, con la ilusión de alcanzar el
progreso y el desarrollo. Llegan de todos lares desempolvando recuerdos,
resucitando linajes olvidados, improvisando artes que no tienen, esperando
sentarse en el preciado sillón del que un día tal vez edificarán la desdicha
del pueblo.
En tiempos en que la generosidad es una
virtud casi en extinción, es absolutamente inverosímil como estos, cual especie
de novísimos miembros de la orden medieval de los mendicantes, han exhumado los
viejos hábitos y hacen votos de pobreza renunciando a propiedades y poniéndolas
a disposición de los miembros de la comunidad. Cada cuatro años aparecen peregrinos
a poner en práctica su fingida caridad, su cortesía, su cordialidad y, sobre
todo, su preocupación profética de un futuro mejor para el prójimo.
Luego de una dura disputa donde la
inquina, la maledicencia, la intriga y el engaño han surtido efecto, alguien
será catapultado a ser el reyezuelo; aquel que extenderá su gobierno con el
único criterio del cálculo y la ventaja. La gestión pública, entonces, se habrá
convertido en un cronograma de atención de recompensa de favores a quienes han
sufragado los gastos del triunfo, obviamente previo pago del diezmo de la nueva
religión del dinero. De modo tal que el botín estará merced de los filibusteros
cuyo único objetivo es alimentar las voraces fauces de la codicia, mientras el
pueblo no tendrá servicios básicos, las carreteas vecinales estarán
abandonadas, las calles semejarán a un paisaje desolador de posguerra y, de
cuando en cuando, una taza de chocolate y un pedazo de panetón serán el
paliativo al hambre eterno.
Al margen de la metáfora de piratas, es
necesario repensar nuestra atribulada condición de ciudadanos permanentemente
defraudada y, a partir de ella, articular acciones que nos permitan revertir
esta mala práctica del ejercicio de la política y recuperar la capacidad de
indignarse para, a su vez, ejercitar una práctica política activa y militante
en favor de una gestión concordada, planificada, informada y que tenga visos de
legitimidad.
Los dos grandes eventos históricos de
nuestro pueblo: la elevación a categoría de provincia, gracias al esfuerzo de
nuestros abuelos, y la construcción de la carretera Carhuaz-Chacas-San Luis, gracias
a la voluntad política del presidente regional Cesar Álvarez Aguilar y el
esfuerzo de muchos chacasinos, habrán sido esfuerzos vanos si esos dos factores
no están unidos a una gestión municipal que los vea como oportunidad para el
desarrollo de capacidades de sus ciudadanos. Tenemos que entender que las
actividades económicas a desarrollar tienen que ser debidamente planificadas y
concordadas con los actores; no creemos en iluminados que piensan que el antojo
de alguien es nuestro futuro. El turismo, la agropecuaria, la artesanía son las bases sobre las
que tenemos que construir nuestro futuro porque ellas han delineado ya las
rutas por donde caminar.
Así que, para no arrepentirnos,
tenemos que definir el perfil del próximo alcalde con responsabilidad y, sobre todo,
despojándonos de prejuicios estúpidos y de pasiones perversas, cuyos resultados
sufrimos ya patéticamente. Yo, por mi parte, ya alcancé a través de otros
medios mi propuesta: nuestro candidato debe ser alguien que viva en Chacas
porque sabe y sufre con nosotros nuestros problemas, porque no creo en
vocaciones de servicio que levitan solo en tiempos electorales, porque siendo
de Chacas no será un alcalde de miércoles. Nuestro candidato debe tener probada
condición ética y moral porque ya no podemos permitir que nos roben el futuro.
Nuestro candidato tiene que ser alguien con experiencia probada de gestión
pública, porque para aprendices ya hemos tenido suficiente.