viernes, 3 de mayo de 2013

ALLAU MARCALLÁ


Quiero antes de iniciar esta nota declarar de manera categórica que no tengo, ni tendré, ningúna aspiración política por razones obvias. Siendo así,  las reflexiones que a continuación expongo son las de un ciudadano decepcionado de las  pésimas gestiones ediles que durante ya mucho tiempo sufre muestro pueblo.
Parafraseando al poeta español Jorge Manrique podríamos decir que, con honradas excepciones, todo alcalde pasado fue mejor porque el siguiente será peor. Claro, esto si nuestros ciudadanos continúan con la bendita manía de escoger al peor, a aquel que no respeta el séptimo mandamiento, a aquel que le interesa un bledo el interés público. Y toda esta manía tiene  como sustrato algunos  elementos  y mitos que a continuación describo.
EN CHACAS SE VOTA CONTRA ALGUIEN.- En todas las elecciones se vota contra alguien favoreciendo a quien sea, con tal que no sea elegido ese contra quien se vota. Y se está en contra de alguien  no porque tenga malas ideas, porque sea deshonesto  sino simplemente porque no es complaciente, solicito a la dádiva y la sobonería. Cabe destacar, para esta ocasión, los términos buena gente y servicial, aquel que rompe las reglas para favorecer a alguien.
EL VOTO TIENE VALOR DE TRUEQUE.- En Chacas como en cualquier lugar del  país se ha establecido un valor de trueque para el voto. Se vota a favor de alguien no por sus ideas, sus planes, su credibilidad, su solvencia moral; si no por una dádiva  una chupeta o un ofrecimiento laboral. De este modo se anula uno de los elementos básicos de la democracia representativa cual es, el escrutinio elemental de las propuestas y planes para un futuro mejor.
CANDIDATO JOVEN MEJOR ALCALDE.- Se cree que la juventud per se es una virtud que viene asociada al  voluntarismo y la idoneidad. La juventud no es excluyente de la capacidad; pero, no siempre vienen juntos, si no piedras al canto.
ROBA PERO HACE.- Es la expresión superlativa de la deshonestidad pasiva. Validar que alguien haga y robe es de alguna forma afirmar que el robo se justifica por las obras que hace quien roba. Es de alguna forma decir que yo haría lo mismo y estaría bien porque estoy haciendo y si hago, el robo como categoría  nociva se diluye.
En una nota anterior plantee algunas ideas que para mí son básicas si queremos que nuestro próximo alcalde no sea peor que su antecesor.
Primero, tiene que ser alguien con solvencia moral, profesional, y experiencia en el campo de la gestión pública. Que entienda que el presupuesto público es público y por lo tanto debe manejarse con transparencia y con la participación de sus beneficiarios.
Segundo, tiene que ser alguien que viva en nuestra provincia, que haya sufrido, por ejemplo, igual que el resto de los ciudadanos la insalubridad del agua, que haya sufrido la desilusión de una gestión que se sustenta que el personalismo y la autosuficiencia en desmedro de la participación ciudadana.
Tercero, tiene que ser alguien  que propicie una gestión convocante, que provoque una sinergia orientada a focalizar los problemas para solucionarlos desde todos los frentes. Alguien que entienda que la educación es la mejor obra sostenible y largo aliento que pueda construir.
Sospecho que no podré influir en muchos; pero, si he influido en uno no habrá sido una tarea vana. Hacer entender que se elige entre ideas, planes y programas para vivir mejor y no para tragar saliva de impotencia y coraje mientras un Bertoldino divaga en sandeces, es una cuestión vital.

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