viernes, 13 de abril de 2012

NO LLORES POR MI POMABAMBA

“En las oficinas de ANTAMINA un emocionado alcalde espera impaciente la llegada del gerente quien le va anunciar que la empresa minera ha dispuesto donar un cargador frontal al municipio de Pomabamba. La impaciencia lo incomoda pero tiene que calmarse. Al fin, después de una larga espera llega un encopetado funcionario de ANTAMINA quien lo saluda cordialmente. Luego de una charla protocolar  el funcionario aborda el tema de la donación. Luego de dar las características de las maquinas que podrían donar interroga al burgomaestre por cuál de ellas decide: ¿por la de 500 o 600 caballos de fuerza?. El alcalde luego de un ligero cálculo replica: Mire en Pomabamba no tenemos mucho pasto así que nos llevaremos la de 500 caballos fuerza nomas.”
El relato anterior me lo refirió un colega profesor en la ciudad de Pomabamba hace una semana. Pues me encontraba prófugo; ante una inminente borrachera por la llegada de unos primos achispados opte por la fuga, por la tranquilidad alejada de la tentación del vaso y el deleite de la meditación balsámica de Semana Santa allá por las tierras que un día vieron nacer a mi abuelo paterno. Intento infructuoso, pues, en todas partes se cuecen habas. Apenas llegué empezó un encierro en el Coliseo de Gallos “Yayno” dónde tres veces nos olvidamos nuevamente de Cristo antes que cantara el gallo. Pues las amistades que un día forjaste están ahí, en todas partes para remojar en un vaso de cerveza los recuerdos de cada pendejada en la que la vida te ha puesto como testigo.
Volviendo al relato inicial, pueda que sea real como dicen, pero más bien creo yo que es una forma de graficar la insolvencia administrativa y de gestión del alcalde de un municipio que tiene solo de ingresos propios una recaudación mensual de 120, 000 soles. Si pues, es notoria la situación de abandono y descuido la que se evidencia en las calles llena huecos, en la Plaza con elementos por decir lo menos de mal gusto. Imagínense un monumento al nevado alrededor de la pileta cuando al frente puedes ver la espectacular belleza de las cadenas montañosas llenas de nieve. Que preferirias ver: el monumento de cemento pintada con esmalte blanco o el nevado natural allá en el horizonte. Pero, el monumento a la ineficiencia es la carretera que une Piscobamba y Pomabamba. Me preguntaba mientras conducía si  Pomabamba una de la ciudades más antiguas y pujantes de los Conchucos merecía una carretera en esas condiciones. Sinceramente  más que carretera parecía un paisaje lunar con cráteres a cada paso.
Creo que esta realidad que no es ajena a muchos de nuestros pueblos debe conducirnos a una reflexión sobre la elección de las autoridades ediles y los funcionarios “de confianza” de estos. Uno de los derechos democráticos es elegir, pero también es un derecho esperar que ese a quien elegimos cumpla con sus ofrecimientos y  solucione nuestros problemas. Para gobernar tienes que vivir en el país que gobiernas, conocer sus problemas y haberlos sufrido. Y no solo eso uno no puede lanzarse al rio si no sabe nadar, la administración y la gestión no pueden ser una jungla desconocida para que un aventurero con machete en mano vaya pasito a paso descubriéndola.   Para gobernar tienes que pensar que construirás tu autoridad con decisiones que crees que podrás harás cumplir y beneficiaran a la mayoría y no necesariamente alimentaran tu ego o criterio. Gobernar implica utilizar el consenso como mecanismo de acuerdo, pensar que la lógica de que la necesidad publica es  prioritaria y no puedes creer que te han elegido para hacer las cosas de acuerdo a tu libre albedrio como en la vieja Francia de los reyes absolutistas en la se creían iluminados por Dios.