Chacas después de la fiesta |
Todo acto humano colectivo tiende a mutar sea este por influencias externas como la moda, el mercantilismo o por la influencia de los que migran de un lugar a otro. Es natural que así sea; sin embargo, la autenticidad y calidad genuina de la práctica de nuestras tradiciones es nuestro capital, nuestra fuente de originalidad que nos permitirá atraer turistas a nuestro querido Chacas. Dentro de esa lógica de pensamiento quiero hacer una especie de balance de las ganancias y pérdidas de nuestra fiesta patronal.
Lo que ha ganado nuestra fiesta es en concurrencia tanto de visitantes estrictamente chacasinos como de otros amigos que por parentesco o amistad se han hecho adictos a la fiesta de “Mama Ashu” y otros pocos por devoción. Y me parece bien porque esto genera ingresos económicos y ejerce un efecto espiral para el crecimiento del turismo.
Otro aspecto en el que ganado nuestra fiesta es trascendencia esto gracias a la difusión a través de los medios tecnológicos y en parte a lo referido anteriormente; y obviamente a las facilidades de trasporte que en los últimos años se han mejorado y será mucho más accesible aun con la nueva vía asfaltada.
Sin duda lo que venimos perdiendo tal vez sea más de lo que hemos ganado y eso realmente debe convocar en todos chacasinos, visitantes, autoridades un proceso de reflexión y rectificación.
Hemos perdido en el orden. Desde la práctica misma de las festividades. Recuerdo que la fiesta siempre se festejó teniendo como marco el Rompe Calle, La víspera del día central, en día central, aniversario del colegio, la carrera a las cintas y las dos corridas de toros. Y todos estos días se festejaban teniendo en cuenta la participación de todos los niños, adultos, ancianos, cuidando el aspecto de la moral, la tranquilidad y sobre todo el recogimiento. Sin embargo se vienen introduciendo aun serie de elementos aun cuando podrían ser admisibles como efecto de la influencia de los nuevos chacasinos, por su connotación desbordante en el tiempo, el ruido y sobre todo porque desnaturalizan una festividad religiosa necesitan una regulación.
No me parece justo ni ético que con el argumento de celebrar una fiesta religiosa patronal se exponga a los niños, incluso los adultos, a una suerte liberalismo a ultranza donde sinónimo de diversión y devoción son la misma cosa y cualquier cosa. Creo que todos de alguna forma nos hemos excedido con creces para vivir la fiesta con “intensidad”, pero creo que, ahora con la cabeza serena debemos poner límites a ciertos desenfrenos en bien de nuestra tan cacareada tradición.
Si modernidad significa que un truhán le ponga la cinta robada del cordel al cuello del caballo (cinta que fue regalada con cariño al capitán por una linda chica) me quedo con la tradición. Si innovación significa que un sujeto venga a fomentar un griterío descomunal como un macho cabrío pretendiendo cantar hasta la madrugada sin dejar dormir a los verdaderos devotos de “Mama Ashu” me quedo con la Banda hasta una hora razonable. Si quiero gozar hasta el extremo busco que mi gozo no afecte la tranquilidad de los otros. Chacas este año, como sugiere Raúl Reyes en un comentario a través del Facebook mas parecía un chichodromo que un fiesta a “Mama Ashu”.