domingo, 27 de febrero de 2011

CLOSE UP


El comentario de Marlo, que es dentista,  me ha inducido a recordar dos hechos relacionados con puentes, no de madera de esos que se hacen para pasar ríos, sino de aquellos que se hacen para masticar y pasar la comida. Y están relacionados a dos primos, cuyos nombres no voy a decir para evitar que la gente piense que son desmolados.
Un día, no diré ni cuándo ni dónde, en ausencia de un primo habíamos trasladado los enseres de un ambiente a otro para facilitar al pintor su trabajo de remozar las paredes y cuando retornó este primo del que hago referencia decía no encontrar una computadora, por lo que se encontraba sumamente impaciente. Así que lo acompañe para ayudarlo a ubicarla porque recordaba donde lo habíamos puesto entre los muchos cacharros que habíamos mudado de lugar. Un momento pensé como él, quien temía que tal vez el pintor habría birlado la tal computadora, porque no la encontrábamos. Entonces, en ese trajín estamos, cuando de improviso se agacha y recoge algo blancuzco y dice “Mama Ashuquita…”. Al inicio no distinguí bien pero luego cuando vi con más detenimiento, pudo distinguir un puente de dientes que se veía brillante y lustroso entre sus dedos agradecidos. Sucede que con el traslado de las cosas había sido trasladado su preciado puente.
                . . .
                Estábamos en una cantina tomando una asquerosa combinación de Inka Cola con alcohol - casi siento vergüenza cuando hablo de alcohol porque un amigo me ha dicho que casi todo lo que escribo es una especie de apología a la borrachera- cuando un primo, nuevamente no voy a decir quien, se derrumbó de manera inusitada sobre el piso de tierra y literalmente mordió el polvo de la derrota. Así que nuestra caridad, aunque etílica, salió a flote. Tendimos un raído pocho, que no proporcionó la cantinera, en el piso y lo rodamos sobre él para que estuviera más cómodo. En ese intento de rodar su pesada humanidad hubo como una pequeña explosión bucal y saltó un puente de filudos incisivos. Obviamente no lo devolvimos a la cavidad bucal al cual pertenecía porque había el peligro inminente de la mordida feroz.
                Al día siguiente habiéndonos guardado el puente; fuimos a visitar al primo, al cual habíamos llevado el día anterior con esfuerzo a su casa, para ver como se vería sin dientes. Empujamos la puerta mal trancada, entramos a su dormitorio, lo despertamos para verlo sin dientes y vaya sorpresa el muy pendejo tenía la dentición completa. La lección fue: si hay repuestos de llantas por qué  no puede haber repuesto para puentes.

viernes, 25 de febrero de 2011

IL PANE NOSTRO


Hoy que viajaba por entre las altas rocas para trasmontar la cordillera,  de Conchucos hacia el Callejón de Huaylas, por lo que será la pista gracias al exalcalde Brito jajajaja…, me acordé de la encomienda del primo Macu.
                Como panadero y teniendo que viajar a Lima preparó una horneada de bienolientes y dorados bizcochos, molletes y roscas para los hermanos que vivian lejos del hogar materno. Diligente con las livianas cajas con los ricos panes se encaminó hacia la agencia y se embarcó en el bus que lo llevaría en un primer tramo hasta Huaraz. Luego del trámite de la colocación de las cajas en la maletera trasera, tranquilamente se arrellanó en estrecho asiento que tuvo que soportarlo por largo tiempo su humanidad. La modorra lo atacó  y de rato en rato ronroneaba intranquilizando a los quisquillosos pasajeros.
                Cuando la luz del alumbrado público de la ciudad de Huaraz golpeaba a través del vidrio de la ventana despertó casi cerca a la agencia. Acomodo sus cosas para salir rápidamente, para recoger su cajas de pan y buscar un taxi que lo lleve a la agencia de Movil Tours que lo transportaría a Lima. Sacó las cajas, regateó un taxi y ya estaba en la agencia comprando el pasaje hacía Lima. Unos minutos más tal vez tendría que haber recurrido al terminal para alcanzar algún bus.
                Nuevamente depositó los bultos en la maletera del carro. Esta vez le pusieron una etiqueta para que  no se extraviaran o confundieran con los otros que ya estaban adoquinados ordenadamente. Una linda señorita revisaba las boletas en la puerta del bus. Estuvo tentado de darle un beso; pero, se reservó el impulso para otra ocasión. Subió al bus se acomodó en el asiento semicama con intensiones de seguir durmiendo.
                El viaje casi estaba por llegar a su fin, pues la aurora empezó a asomar cuando estaban cerca a Plaza Norte, confundido por las últimas obras del ex - alcalde Castañeda demoró en orientarse. Las combis impredecibles con sus cabriolas incontrolables impedían el avance del bus, pero igual llegaron a la agencia de Paseo de la República un casi temprano. Recogió sus bultos y noto una ligera diferencia de peso al que no le dio importancia. Tomó un taxi que raudamente enrumbo hacia San Borja en busca de la querida hermana.
                Luego del abrazo, la breve información de las noticias y saludos se derrumbó en la cama que la hermana le había preparado. No durmió mucho. A las diez se levanto, se dio una ligera ducha y empezó a desempacar los bultos que contenían los panes que con tanto cariño había elaborado. Y… Uy, esta no es mi caja  ¿qué había pasado? Pero, siguió abriendo con más curiosidad que necesidad… y como de una caja de pandora iba sacando un jamón, cuatro cuyes, “tantacshus” y toda laya de exquisiteces serranas.
                ¿Qué iba a hacer? Nada. La confusión ya estaba consumada y la caja abierta, así que de una las cajas en vez de panes salió el almuerzo. Así es como se despacharon un suculento almuerzo de reencuentro  fraternal.

(Algunos hechos corresponden a la realidad, el resto es imaginación mia. La próxima les contaré por que se tragó las cartas un eventual postillón)

jueves, 24 de febrero de 2011

SUEÑOS, ANDANZAS Y CAÍDAS BUSCANDO LA CONSTRUCCIÓN DE LA CARRETERA.


 

LA PARTIDA
Habían salido de Lima con mucho entusiasmo  en el vehículo donde iban Cornelio Aguirre, Godo Díaz, Javier Blua, Manuel Cunza, José Zaragoza entre otros.  Los cantores, los aficionados al vaso, los dicharacheros se fueron perfilando en el camino. Cada quien era mejor cantor que el otro,  cada quien el más locuaz, el más florero.  A pesar de ser de diversas tendencias políticas y actividades se constituyeron en un grupo sólido en pro de la construcción de la Carretera Chacas Crahuaz por la  Punta Olímpica. Iban con destino a Chacas via Chavín, pues por primera vez llegaría a nuestro pueblo el Presidente CRYRZA (Comisión De Reconstrucción Y Rehabilitación En La Zona Afectada).
 La velocidad de la camioneta iba en aumento como el ímpetu  de todos, hasta que en el tramo de la carretera que serpentea la laguna de Conococha una exigencia fisiológica lo obligó a Manuel Cunza pedir al conductor detener el vehículo un instante. En la oscuridad dio unos pasos y el último en el vacío que lo hizo rodar  de manera implacable. Los alegres cantores del interior de la camioneta bajaronn a auxiliarlo. Lo levantaronn con el terno polvoriento, magullado y el labio roto. En la oscuridad, había caída al filo de una piedra.
La sangre de salía a borbotones y no había como calmarle la hemorragia. Unos opinaban ponerlo de cúbito dorsal, otros suministrarle un buen trago de wisky, receta que determinaron suministrarle. Aunque la hemorragia no amainaba del todo, el dolor había disminuido, o tal vez había mas wisky en sus venas. Solucionado el problema de alguna manera enrumban nuevamente hacia Chacas y llegan a Chavín.
En Chavín como en todo pueblo de antaño no había ni una posta médica, un sanitario; solo una viejita aficionada al arte de Hipócrates, quien se ofrece hacer una sutura artesanal de la herida de Manuel. Apertrechada de una aguja de costurera, un tramo de hilo blanco, alcohol puro de Paramonga, la accidental enfermera, sin anestesia que facilitara su trabajo empezó la sutura de la herida. Haciendo punto cruz, como le había enseñado la profesora de costura,  juntando los extremos de la herida del labio inferior mientras por las mejillas del paciente iban rodando gruesas lágrimas de dolor, concluyó su labor. Parangonando a Borges podría haberse dicho: “Héroe no es solo aquel que muere en un campo de batalla sino también aquel que puede soportar a pie juntillas el cosido del labio roto sin anestesia”.
El dolor era realmente insoportable y para evitar su intensificación durante las comidas Manuel tenía que tomar la sopita para enfermos con un trozo de tallo de alcacer que hacía las veces de sorbete. Cada desayuno, cada almuerzo y cena fue por muchos días, para él, un suplicio que había que soportar por el pueblo al que tanto quería.
EL AGASAJO
Cuando llegaron Chacas con la resaca, la malanoche, la sed y el labio roto la recepción apoteósica con la que fue recibido el alto funcional departamental los impresionó. Y nuevamente se vieron obligados a darle con los de Baco y acercase al presidente.
Era en efecto la primera vez que llegaba un alto funcionario del departamento a Chacas, que para ese entonces no existía ni en el mapa mas minucioso. No se escatimaron esfuerzos ni gastos, las autoridades habían previsto banda de músicos, ramos de flores, banquete, danzantes de toda laya para que el huésped se sintiera como un monarca. Emocionado por tanta algarabía y tributación el alto funcionario ofreció el oro y el moro. Desde el balcón del Municipio anunció terminar e inaugurar la Carretera en la Fiesta de Agosto, pues había un avance considerable. Y toda la gente aplaudía a rabiar pues después de tanto bregar alguien ofrecía la conclusión de una obra tanta importancia.
EL RETORNO
El viaje de retorno a Huaraz lo hicieron junto al presidente de CRYRZA y su comitiva; dos camionetas los esperaban en la rinconada. No sospecharon lo que les esperaba cuando llegaron a la rinconada exhaustos después de haber caminado por la rocas abruptas y el pajonal resbaloso como quien dando razón a Antonio Machado quien decía: “Caminante no hay caminos el camino se hace al andar, y al volver la vista atrás se ve la senda que nuca se volverá a pisar”. En este caso tuvieron que pisarlo una y mil veces por no hubo carretera por un buen tiempo desmintiendo la promesa del funcionario departamental.  
Pues cuando llegaron a la rinconada vaya sorpresa que se llevaron, estaban las camionetas; pero al chofer se lo había tragado algo, no había por ningún lado. Se había ido caminado el muy audaz  dejando a su jefe a merced de la puna. El presidente ordenó la búsqueda del chofer. Mientras tanto decidieron caminar. Y luego de caminar y caminar por largo tiempo un derrumbe nuevamente les reto el paso, justo cuando la noche empezaba a oscurecer todo. Tuvieron que rodear el lodo pastoso tanteando en la noche para poder pasar. Así pudieron llegar a las siete de la noche a un puente caído saliendo de Shilla. Ya con las camionetas, pues el chofer huidizo había sido localizado, y conducía una de la camionetas, la camioneta que este manejaba precisamente se atolló en en rio. Los intrépidos  ayudantes  del    presidente hicieron lo imposible para sacar la camioneta y nada. Solo pudo la imaginación de alguien que sugerió jalarla con la otra que ya había pasado.
DON JUAN
En el ínterin de la travesía a todos se les iba la babita cuando miraban a la linda enfermera que acompañaba al presidente. Todos querían ayudarla, hacerla pasar el barro, cubrirle de la lluvia, y que ni el viento con sus suaves ondas tocara su dulce encanto de mujer. Uno de los viajeros chacasinos, que no voy a decir quien por no hacerlo sonrojar, con mucho esfuerzo logró sacarle la dirección del dulce hogar donde reposaba sus embrujos para visitarla e invitarla a tomar una tacita de café. El papel aquel, el de la dirección, lo cuidaba como oro en polvo.
Ya en Huaraz luego de la jornada terrible que les había tocado vivir, una vez recompuesto, pues habían llegado a las dos de la mañana, se acicalo como Dios manda y se fue muy romanticón a visitar a la bella enfermera tarareando: “Huarasinita prendita mía porque no miran tus ojos este cariño…”. Preguntó, torció esquinas para darse cuenta que la enfermerita lo había timado, pues en la dirección estaba instalada una comisaria.
Los chacasinos de la camioneta emocionados convocaron a una reunión en Club de la  Unión de Lima para celebrar tamaña hazaña (El de pronta inauguración de la Carretera). Hubo harta comilona, trago, y baile. Pues se había conseguido lo que nunca antes nadie había conseguido una ancha carretera hacia Huaraz por lo menos en palabras del presidente de CRYRZA. Pero, paso agosto, y otro, y otro,  y  nunca llegó el funcionario a inaugurar nada, ni carretera, ni la piscina temperada.
UN VIAJE DE LOS DIECINUEVE
Del los diecinueve viajes que se hizo en pro de Carretera Chacas Carhuaz uno fue este que junto con el Ing. Luis Heysen Zegarra, por entonces funcionario de la Región, ahora lamentablemente fallecido, hicieron nuestros paisano José Zaragoza y Antonio Noriega. Los trabajos iban viento en popa y pronto tendríamos carretera Carhuaz Chacas, la que hasta ahora estamos usando.
Al retorno invitaron al Ingeniero Heysen a una cena para hablar de asuntos relacionados a los trabajos de la carretera, que el muy expedito acepto. Sin embargo unos minutos antes de la cita se disculpo arguyendo una compromiso familiar, más precisamente por el cumpleaños de su suegra que no se había acordado. Y donde manda suegra...
Ante esa noticia hubo incredulidad por parte de Antonio y José. No se quedarían sin saber si el el ingeniero Heysen no estaría buscando cualquier excusa para no asistir a la cena. Así que se fueron a la casa del Heysen y efectivamente encontraron movimiento de gente ingreso de cajas y otros menesteres. Así que se fueron a una tienda cercana y adquirieron un regalo como para suegras y se hicieron invitar solos.
Cuando la fiesta empezó ellos ya estaban bien apoltronados junto a los demás invitados que ni siquiera conocían.  Empezó la jarana, bailecito por acá bailecito por allá y llegó el ingeniero Heysen, y se sorprendió de verlos, pero entendió inmediatamente que tendría que hablar  durante toda la noche de la Carretera Chacas Carhuaz. Y partir de esa fiesta la amistad se estrecho entre ellos.

miércoles, 9 de febrero de 2011

ENTRE FIORI Y CHINCHURAJRA

ENTRE FIORI Y CHINCHURAJRA


Cuando llegó al terminal de Fiori tuvo que sortear con esfuerzo las combis, los sangucheros, los otros pasajeros para poder llegar a la zona de los buses para Huaraz. El llenador le anunció casi como burlándose el precio del pasaje; pero, le resultó un precio cómodo. Se subió  al bus en el que los pasajeros ocupaban eran un tercio de la capacidad del bus. Tuvo que resignarse a una larga espera antes que el bus se llenara y empezara a moverse. Algunos pasajeros dormían otros cenaban o se refrescaban bebiendo alguna gaseosa y el bus seguía inmóvil. Cuando bordeaba la medianoche el bus recién empezó a moverse lentamente y enrumbó hacia el norte.
El cansancio lo aletargó. Durmió de largo y solo se dio cuenta que habían llegado cuando la pasajera de su costado lo sacudió para que despertara y poder pasar. Bajó del bus maldiciendo que el carro hubiera llegado tan temprano. Hacia un frio glacial a esas horas en Huaraz. Se dirigió a la agencia de “El Veloz” y para su alegría aun había pasajes libres. Había temido no encontrar, porque para la fiesta de Chinchurajra muchas veces se agotaban los pasajes. Tuvo que darse una pestañeada esperando embarcarse nuevamente, faltaban aun una hora y media. Aunque el asiento de la sala de espera era incomodo pudo dormir algo. Empezó a clarear el día y también a llegar los otros pasajeros.    
Como nunca, el carro llegó antes de la hora de salida. El ayudante, un joven rollizo avisó que el carro iba a Chacas, San Luis y Yauya. Casi de inmediato, Polo, dispuso sus cosas y  se subió al carro; se acomodó en el asiento estrecho  y calculó que iría con las piernas confinadas a ese espacio de cincuenta centímetros entre cada asiento; pero, se reconfortó pensando que lo hacía por San Miguelito.
Cuando el carro arrancó y empezó a desplazarse sintió alivio, pensendo que llegaría a tiempo  y con toda seguridad. Se puso a recordar la fiesta, en la gente de todas partes que visitaría a San Miguelito, en los milagros que este había hecho, en las promesas de sus fieles, en las peleas de todos los años, en fin…  
Cuando voltearon el último cerro que ocultaba Chacas y pudo ver nuevamente el pueblo se llenó  de un espíritu festivo, le pasó toda la modorra y el desgano al que le había arrastrado el viaje. Cuando llegaron a Chacas y busco su maletín, no lo encontró en el lugar que suponía lo había puesto. Reclamó, grito, amenazó en vano. Su maletín se había esfumado y no podría recuperarlo. Sin más ropa que la llevaba puesta bajó con la única esperanza que alguien que se había confundido le alcanzara.  Espero y espero; pero, no sucedió lo que esperaba.
Sentado ahí solo, triste, acongojado, casi imperceptible entre la muchedumbre que observaba la comparsa de disfraces azules y mascaras anónimas, permanecía expectante de cada movimiento, de cada giro, de cada contorción que hacían los que hubieran sido sus compañeros de baile si  no le hubiera ocurrido aquel aciago percance. Ya una vez le había sucedido algo similar pero por otras razones.
Ese día llegaron de todos lares, había gentes de los lugares más inimaginables de la región. Mucho con rostros fieros, esquivos y temerosos de algo o alguien que tal vez estaba en todas partes,  la conciencia, esa eterna persecutora. La gente abigarrada  en los rellanos de ladera sentada bien comiendo una ensalada de lechugas con jamón, o lamiendo uno helado, o tomándose unas cervezas celebraba la festividad de este santo milagroso de su devoción. En otras oportunidades dicen que hubo mucha pelea, trifulca, pendencia, y dicen que eso sucede cuando al santo no le atan las manos. Esta vez la fiesta estaba tranquila solo un borrachín molestoso o un mozalbete juguetón o un cohete medio maluco  con su demora para explotar impacientaban a la gente. Y el  sol que arreciaba inmisericorde  mientras él con su vestimenta perdida solo se resigno a observar a los huanquillas que zapateaban como quien burlándose de su suerte.

domingo, 6 de febrero de 2011

"BOK, BOK ALEMAN"; EL PELUQUERO DEL PUEBLO

                Cuando llegaba aquel anciano con el maletín negro en la mano ya nos imaginábamos el suplicio que sería soportar el recorrido de sus romas  tijeras y maquinas de peluquear. Era un anciano demacrado de mejillas rojizas y de una seriedad imperturbable que cada cierto tiempo salía de San Luis, supongo por varias semanas o tal vez meses, y recorría cada pueblo, cada caserío ganándose el pan de cada día trasquilando los crispados cabellos de los críos de cada pueblo que visitaba.   Su corte de pelo era el modelo que ofrecía a los insurrectos niños que se resistían a la orden paterna de dejarse peluquear por “Bok, Bok Aleman”, que es como lo llamábamos,  porque nunca supimos su nombre.
                Tal vez sería un admirador de Hilter o no; pero, su rostro, su contextura y corte inspiraban cierta repulsa al verlo y asociabanlo a la imagen de Hitler. Verlo nos hacia entender que pronto estaría por la casa destapando su ajado maletín negro del que iba sacando, cual mago, primero el paño blanco incrustado de pedazos de pelo del sin fin de clientes que había recortado. Luego iba acomodando donde pudiera las tijeras, las brillantes y grasosas maquinas mal afiladas que luego recorrerían nuestra cabellera haciéndonos ver el infierno. Estaban tan sin filo que no cortaban el cabello sino prácticamente los jalaban.   Sin embargo, lo peor no era que te depilara el cabello sino el modelo nazi alemán que te imponía para la burla de los compañeros en la escuela. El único consuelo era que no serias el único, sino que había por lo menos un tercio de alumnos que compartirían la burla del corte “Bok, Bok Aleman”.
                Era como una peste que llegaba recorriendo las cabezas de cada infante que asentía el  ofrecimiento que hacía con sus dedos huesudos simulando las hojas de la tijera y diciendo: “Bok, Bok Aleman”. Y el lunes estábamos enfilados entre la formación de la escuela, cual niños del Reich, soportando la burla de los otros. Felizmente el cabello crecía con entusiasmo y la burla iba mitigándose hasta la próxima visita de “Bok, Bok Alemán”.
                Un día nos dimos cuenta que ya no venía, despareció así como vino, sin aviso, entendimos entonces que  Dios lo había enviado a mejor vida.

viernes, 4 de febrero de 2011

WALLPA SUA CHACASINO


WALLPA SUA CHACASINO
Hace muchos años - pero no muchos como para estar viejos - cuando robar gallinas aun era aun deporte en Chacas. Cuando la oscuridad era un manto inescrutable que lo cubría todo o tal vez había luz eléctrica; pero; para saberlo había que encender una vela. Cuando las calles en las noches solo estaban habitadas de un sepulcral silencio; alguien se deslizo por el balcón de su casa, rompió el silencio nocturno con sus profanas pisadas para reunirse en algún rincón  alejado de la ciudad con los otros amigos que compartían la media botella de anisado que les quedaba.
Un sobresalto arremetió en el temple de cada uno, pero rápidamente se recompusieron al reconocer a Oscar que llegaba presuroso a la cita convenida. Terminada la última gota de anisado enrumbaron hacía la cerca semiderruida de don Aníbal, iban escoltados con un policía para no ser sorprendidos por la policía. La cerca estaba circundada por un tupido bosque de eucaliptos, crecidos como para servir de techumbre de una casa. Fue fácil ocultarse para no ser descubierto o más bien reconocidos. Sin embargo, andaría algo mal porque alguien más había ahí escrutándolos, como bestia endemoniada acuclillada en la intensidad del bosque y solo se podían percibir su respiración nerviosa.
Emprendieron la huida como ganado en estampida, saltaron todas las tapias, las acequias, y llegaron a la plaza uno por uno jadeando, y luego  tranquilizándose poco a poco  se recontaron y eran  nuevamente los cinco, incluido el policía. Quien podía haber sido aquel que frustró la rapacería de la gallina que en esos momentos ya hubiera sido un cuerpo inerte, desplumando, frio y   deforme.  
Oscar opinó no desfallecer en el propósito y ofreció una incursión en su casa donde había muchas gallinas, gallos, patos, y otras aves domesticas y sustanciosas. Con tranquilidad pasmosa se dirigieron hacia el corral detrás de la casa grande. Con la ayuda del policía  dos de ellos treparon la alta tapia. Con las señas que les dio Oscar pudieron encontrar con facilidad las gallinas. Tomaron dos y salieron nuevamente por sobre la tapia, y ¡Brum! saltaron cada uno con su gallina al frio empedrado y todos se encaminaron a   estrangular a las pobres gallinas que esa noche no terminaron de soñar.
Una hora después tomaban un reconstituyente caldo de gallinas negras mientras se recobraban del susto de las horas antes.
(Recordado en el Reencuentro de amigos en la Casa de Coñi Aguirre. Cieneguilla - 2011)

jueves, 3 de febrero de 2011

!ALLAU MI CHACAS!

¡ALLAU MI CHACAS!
                Había un paisano de Chacas que cada agosto cuando se acercaba el 19 del mes, última corrida, último trago, últimos sencillos, últimos día de la fiesta y su estadía en Chacas sollozaba diciendo:  ¡Allau mi Chacas! ¡Allau marcallá! Y seguía chupando de lo lindo hasta que el último paso lo introducía en el vetusto bus que se llamaba Nazaneth, como la tierra de Cristo, que lo trasladaba  nuevamente a Lima de sus dorados sueños. Y chau, hasta el próximo año en que llegaba nuevamente muy elegante con  unos dineros de más y quien sabe algunas canas más. Esa nostalgia romántica por la tierra que nos vio nacer, nos soportó vivir, y tal vez nos verá hacernos tierra como ella misma;  casi todos lo sentimos y más intensamente  cuanto más lejos estemos de ella.
                Pero curiosamente, ahora que estoy en Lima por unos días, de “vacaciones”, internauta a tiempo completo, y ocasionalmente participante como “chacasino residente en Lima”, de las reuniones de la Asociación Centro Representativo Chacas (ACRACH) cuyos integrantes se esfuerzan por atraer a la mayor cantidad posible de chacasinos para un acontecimiento, el más importante para Chacas, después de la creación de la Provincia de Asunción;  veo que aquellos que como el amigo de la expresión ¡Allau mi Chacas! hacen mutis o no se han querido enterar. Me pregunto “onstan”  los que en Chacas, en agosto, se desgañitan, moquean y “ritmean” de lo lindo diciendo querer a su tierra. Ahora es el momento de sentirse chacasino, acochaquino, sapchasino, etc. y no líricamente queriéndola desde lejos, sin tocarla, sin embarrarse los pies con el mugriento lodo.

                ¿Haber quienes se anotan?  Quienes sacrifican un poco de su valioso y rentable tiempo para dedicarle a la tierra que  nos vio nacer y con gusto nos recibirá en su seno cuando no haya más caminos que marchar. O será que también estamos pensando en el ridículo y absurdo proyecto de hacer otra carretera para los pobres, como si los pobres estuviéramos condenados a usar solo carreteras maltrechas, senagosas y deleznables. Ya está bien de engañar a la gente con el cuento de otra carretera cuando estamos viajando por ella y está aquí, cerquita, el día en que será asfaltada y asfaltada para todos, ricos y pobres, viejos y jóvenes. Y "onstan" los jovenes atusparinos ahora profesiones, es momento de integrarse a favor de Chacas.
                Así, que aquí les doy la hoja de ruta para asistir al inicio de obra de la Carretera Carhuaz - Chacas - San Luis,  anotarse y de veras sentirse chacasinos:
Anotarse en el correo: abazan2511@hotmail.com.
Costo de Pasaje Lima Huaraz y viceversa: 60 soles.
Trasporte de Huaraz a Chacas y viceversa: Gratuitos.
Almuerzo y Bebida: Libre.
Días: 16 y 17 (fechas que pueden cambiar).